Muy buenas noches, lectores. Sí, lo sabemos y sí, sentimos mucho no haber escrito desde hace un tiempo. La verdad es que en Navidades no hemos tenido tiempo para pasarnos por aquí, a pesar de que hemos leído (y mucho). Y después… Llegó la semana fatídica, la vuelta de las vacaciones, en la que todo parecía una montaña y en la que el sueño nos vencía rápidamente cada noche.
Hemos tardado… Pero ya estamos de vuelta con muchas ganas, propósitos y , por supuesto, con una reseña.
Edad Media, la época de grandes reyes, valientes caballeros y damas sin derechos; la época en que los grandes castillos se erguían en el horizonte, y en la que las pugnas feudales, y las luchas por territorios eran eventos comunes. En este contexto conocemos a Tom Builder, un constructor con un sueño inalcanzable que vaga de una ciudad a otra en busca de trabajo; nos acercamos a Philip, un monje con aspiraciones y ambiciones, que lucha por prosperar y por dejarse guiar ciegamente por Dios; descubrimos las vidas de Aliena, de Jack, de Ellen, de Alfred, de Agnes, de Lord William y de una infinidad de personajes más. Las vidas de todos estos giran en torno a la construcción de una catedral en Kingsbridge, un pueblo creciente. Los destinos de los protagonistas se entrelazan, se cruzan y se separan.
Lo especial de la novela escrita por Ken Follet es que es, de las que he leído, la que mejor refleja la vida. Al contrario de lo que sucede en muchas obras, esta no se limita una trama principal con un puñado de personajes pululando a su alrededor; sino a muchas historias diferentes y a una multitud de personajes distintos, cuyas vidas, preocupaciones y ambiciones también se plasman con palabras. No hay una trama principal y es muy complicado extraer a un protagonista en esta novela. Digo que refleja la vida porque el autor es capaz de establecer diferentes vínculos, más fuertes, o menos directos, entre todos y cada uno de sus magníficos personajes.
Abrir la novela y volcarse en ella es sumergirse de nuevo en tiempos pasados, entender la sociedad de la Edad Media y sentir que formas parte de ella.
Una novela maravillosa, definitivamente, con la que se aprende de muchos aspectos.
PD: Si os sentís capaces, os recomendamos que la leáis en el idioma original, el inglés. Aparte de aprender vocabulario, se aprecia mucho mejor la gran calidad de la literatura de Ken Follet. Y si dudáis entre si sois capaces o no, intentadlo. A andar se aprende andando, y a leer en otros idiomas se aprende leyendo.
Con mucho, mucho cariño,
nos vemos en la siguiente entrada, y esperamos vuestros comentarios,
Marta y Elena.