¡Hola a todos, lectores y lectoras!
Hoy os traemos algo que muchos de vosotros habréis estado esperando… Los resultados de la I edición del Concurso de Creación y Cultura, que organizamos conjuntamente con otro blog literario, Jirafa en Cursiva.
Ya os habíamos informado de que anulábamos las categorías de fotografía y la categoría de los más pequeños, porque, desgraciadamente, no nos enviasteis ningún relato.
Sin embargo, sí que seguían en pie las dos categorías restantes y hoy publicamos los ganadores.
Nos gustaría recordar que el criterio que hemos seguido se ha enfocado mucho más en la originalidad de los relatos que en la calidad de la prosa y de la ortografía, a pesar de que, obviamente, no hemos podido pasar estas últimas por alto a la hora de elegir un ganador definitivo.
Y, sin más demora, (aunque probablemente no hayáis leído todo esto, y habréis bajado directamente a ver los ganadores), nos complace anunciar que:
- En la categoría de los que pueden ir a Hogwarts, que participan en la Cosecha, que viajan a Narnia y que van a un campamento de Media Sangre ha resultado ganadora
Isabel Gómez
Continué leyendo, fascinada por los sucesos relatados en el capítulo. Describía el olor de las calles, el ambiente…y yo sentía que realmente estaba ahí. Sentía el olor a hierbas que describía y las ganas de bailar. Estaba encandilada por esa forma de escribir. En el siguiente capítulo, el protagonista era herido y yo, tal y como la autora lo relataba, sentía el dolor del personaje, en mi mente era yo la que estaba herida. Estaba tan alegre; el primer libro que me hizo sentir que ese relato era de mi imaginación y estaba hecho sólo para mí. Desde ese libro, mientras leo otros, busco esas sensaciones, ese sentimiento de que el libro es tuyo, que eres parte de esa historia. Mientras lo leía, mi corazón se iba haciendo con él, en ese momento, supe que ese libro me cambiaría mental y emocionalmente. Quería que todos los libros me hiciesen sentir parte de ellos, que se llevasen mi corazón en su interior. Mi madre se presentaba todos los días en mi habitación, preocupada. –¿Estás bien, cariño?- me decía, no sólo por el hecho de que saliese únicamente de la habitación para las distintas comidas del día, sino porque lloraba y reía mientras leía. Cuando acabé con el libro no sabía qué hacer y me puse a llorar. Mi madre que desde pequeña era lectora, me preguntó -¿Qué tal el libro?- y le dije –Mama, he perdido un amigo-. Y así era, ese libro era mi amigo, se llevó mi corazón, me marcó. Siempre que puedo, lo leo, y nunca me decepciona, tiene mis emociones guardadas en él. Para mí, la lectura es eso. Unos libros que te hacen sentir parte de su historia, que pasan a ser parte de ti.
- Y en la categoría de los que se enamoran de Ángeles, escogen Facción, son Cazadores de Sombras…
Letológica
Eran las cuatro de la mañana cuando una leve luz se coló en la habitación. Aún no era de día. Mubin se levantó de la cama y con pasos de bailarín se dirigió a la cocina, donde refrescó su ardiente garganta con un vaso de agua. El joven dudaba que pudiera volver a dormir. Pensamientos y recuerdos revoloteaban alrededor de su mente, todos relacionados con su pesadilla. ¡Había soñado que su alma gemela le mataba! Mubin gruñó horrorizado ante la idea de que algo así pudiera suceder jamás. Todas las personas nacían en un mundo plagado de una gama de grises hasta que se tocaba por primera vez a su alma gemela y el mundo explotaba en colores. Como cabe esperar, la gente idealizaba el momento de conocer a su persona destinada, y Mubin no era la excepción: el joven ansiaba conocer a su otra mitad y poder apreciar ambos la diversidad de colores que existían. Con este pensamiento, intentó animarse. “Es imposible que algo así ocurra, ¡nos vamos a dar felicidad mutuamente!”, pensó. Y con la moral revitalizada, se dirigió de nuevo a su confortable cama para conciliar el sueño una vez más. A las ocho, empezó de verdad su día. Se preparó para ir al trabajo, hizo sus horas, y salió de su empresa con tranquilidad. Había sido un día común y corriente, hasta que se tropezó por la calle con alguien. — ¡Perdona, no te había visto! — Se disculpó la chica con una risa suave. — No pasa nada… —. Musitó Mubin, entrecortándose al notar como podía apreciar el rubio del cabello de la joven. ¡Podía ver colores! Levantó la vista, a la espera de una reacción de júbilo, solo para encontrarse con unos ojos cerrados. — Gafes de ser ciega —. Sonrió dulcemente la joven.
Damos la enhorabuena a las dos ganadoras y agradecemos la participación al resto de participantes.
Un saludo,
Marta y Elena